"Aquello que puedes hacer, o sueñas que puedes hacer, comiénzalo. La audacia tiene genio, poder y magia"
Goethe

sábado, 8 de junio de 2013

El Jefe y los Empleados

En un canal de televisión desde hace unas semanas hay un programa que se llama El Jefe. Es norteamericano por lo que algunas situaciones pueden ser creíbles o no, y sin duda pueden tener un guión preestablecido. De la televisión cada día me creo menos. Me parece muy ficticia y manipulable. En un último capítulo que he visto un Director General se disfraza y va pasando por cuatro puestos diferentes para comprobar “in situ” las condiciones de los mismos, los problemas que existen, que piensan los empleados de la empresa y su puesto, y algunas particularidades más. Después de esas semanas  el D. General llega a su despacho y se echa a llorar. ¿Qué razones había para venirse abajo?
Muchas. Y variadas. Y comunes a muchas empresas. Y que a pesar de que son cosas de sentido común las compañías, y cuando digo compañías, me refiero a sus altos directivos, no llevan a cabo siendo acciones sencillas. Y que llevo escuchando más de 30 años que hay que hacer.
Durante esas semanas este D. General con toda su gran voluntad por mejorar la empresa busca recibir información sobre las condiciones laborales de los puestos de trabajo en cuanto a seguridad y procedimientos, los salarios, la imagen de la empresa, sugerencias realizadas por los empleados, futuro laboral, etc. Y claro ocurre lo que ocurre, que lo que le cuentan no es ni por asomo lo que le hubiera gustado escuchar.
Se encuentra con empleados que con una antigüedad lo suficientemente relevante y que por lo tanto conocen la cultura de la empresa, expresan con toda sinceridad los problemas del día a día y que se podrían resumir en estos puntos:

  • Salario insuficiente.
  • No se admiten y valoran las sugerencias.
  • Trabajos en condiciones ambientales extremas.
  • Procedimientos repetitivos.
  • Pocas posibilidades de desarrollo profesional.
  • Objetivos no marcados adecuadamente y en ocasiones contradictorios.
  • Comunicación inexistente por parte de la empresa.
  • Acciones de la empresa poco motivantes.
Seguro que se me escapa algún comentario pero en mi experiencia en el ámbito de los Recursos Humanos donde he realizado algunos análisis de clima, estos puntos son comunes a los que yo he podido encontrar.
El D. General a continuación, y después de haber hecho un ejercicio de reflexión en una mansión de lo más lujosa, llega a la conclusión que tiene que acometer cambios. Lo primero que se le ocurre es mantener una entrevista con las personas que le dieron la información, lo que para ellos es un shock, pues lógicamente no le reconocían y pensaban “con todo lo que solté por mi boca”. En cambio el D. General les agradece su información y les premia con todo aquello que piensa que les puede mejorar su permanencia en la empresa. Desde dinero para acometer operaciones médicas o comprar coches, una mejora importante de las condiciones laborales, hasta incrementos de salarios e incentivos. Yo me pregunto qué pensarán el resto de compañeros, más que nada por agravio comparativo. Está bien mejorar y darse cuenta de los errores cometidos, pero salir muy favorecido sólo por salir en un programa. Llamaba la atención las lágrimas del D. General cuando daba esas noticias y los empleados se echaban a llorar. Empatía no le faltaba, no.
El secreto de cualquier análisis de clima o estudio de este tipo es realizar un plan de acción adecuado a lo averiguado, aunque eso conlleve un gasto importante. Pero no es gasto, es inversión. Por de pronto conseguirás que tus empleados hablen bien de la empresa y a la larga que incrementen su motivación y productividad.
En resumen, es importante “bajar” de vez en cuando a estar con los empleados, “escucharles” y así poder tomar decisiones que les aporten una mejora en su trabajo.

Así de sencillo y así de difícil. 

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