Este verano y aprovechando una
terracita estábamos algunos amigos, casi todos directivos o mandos, hablando
del liderazgo a nivel mundial. Pensábamos en Obama, Rajoy, Mas, Pujol,
Florentino Pérez y alguno más. Comentábamos sus estilos, lo que decían, como hablaban
y algunas cosas más. Entre los que nos encontrábamos habíamos tenido algunos
presidentes o consejeros delegados, sin olvidar a compañeros con unos estilos
de dirección muy particulares.
Tras un rato pusimos en común
algunas cosas que el directivo debería hacer para convertir su liderazgo en
algo positivo para los demás. Y esto es lo que salió:
- Seleccionar con más criterio y a los mejores. Evitar no hacer lo que muchos, no seleccionar a quién me pueda hacer sombra.
- Delegar. Es una de las formas de construir confianza en el equipo. Funciones y responsabilidades. Eso permite hacer desarrollarse a los colaboradores.
- Reconocer el trabajo bien hecho. Hará que las personas estén más motivadas y también conseguirá un equipo más cohesionado.
- Formar al equipo. El directivo a través de sus conocimientos y experiencia, o mediante cualquier otro recurso debe preocuparse por ampliar los conocimientos y habilidades de sus colaboradores.
- Disfrutar de los éxitos. No cuesta nada montar una cena o hacer una excursión a algún sitio para celebrar que algún proyecto ha sido alcanzado. Eleva el estado de ánimo del equipo.
- Respetar. Sobre este tema hay mucho que hablar. Lo más típico es llamar la atención de las personas delante de otros, gritar, no dirigir la palabra, etc. Rompe el equilibrio emocional del equipo.
- Informar. El mando debe proporcionar información al equipo de cómo van las cosas, revisar los planes de acción los objetivos, y así poder hacer las modificaciones oportunas.
Se lee y parece fácil de llevar a
cabo, pero luego en el día a día hablando con multitud de personas esto no se
hace. ¿Que lo impide?